dorna

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A veces la mar nos habla

Desde ASTURIAS (Avilés) a Lisboa

AVILÉS-LISBOA

lunes, 25 de noviembre de 2013


De Asturias a Coruña

Por fin tenemos unos meses para navegar y poder sentirnos llevar por el viento y la mar, sin prisas y sin agobios. El destino es lo de menos, lo que importa es Navegar a Vela todo el tiempo posible. Cuándo las condiciones no sean las adecuadas disfrutaremos de los puertos ó fondeaderos que encontremos. Nuestro viejo y experimentado west wind está muy poco equipado: sin radar, un piloto automático casi fuera de servicio (duró 2 días), ni equipo de viento, molinete...  careciendo de casi todos los accesorios de un velero moderno. Pero con la confianza de que el velero aguantaría mejor que su tripulación emprendimos lo que para nosotros era una grandísima experiencia: navegar y vivir en un velero, el Narvalo.

Día 11 de Noviembre de 2013

  Hoy salimos por fin, llevamos días esperando a que se abra una ventana entre borrasca y borrasca, por fin viento del nordeste, arrancamos motor a las 4 de la tarde y cuándo estamos a mitad de la ría un humo blanco y una velocidad de tortuga nos asusta. El motor falla, después de pensarlo decidimos dar la vuelta.
Al día siguiente, consulta al mecánico, especulaciones y espera. Tres días después, con limpieza de inyectores incluida salimos.

Día 14 de Noviembre de 2013. 6 de la tarde.

  El motor acaba de ser arreglado y partimos, pues tememos el cambio de tiempo. Sigue el nordeste, milagrosamente para esta época. El anticiclón de las Azores está de veraneo por Europa, a pesar de ser casi Invierno. Se supone nos conducirá plácidamente hasta la Coruña. Pero nada más doblar la isla de Deva, las olas nos zarandean y el viento no hace más que subir. Nordeste F 5 y 6, olas de 3, 4, mts. Subiendo por la noche a F7 y olas de 5, 6 mts. Toda la noche igual. Todos menos el "otro capitán" (Miguel) sucumbimos al mareo. Nos recuperamos y recaemos continuamente. Esa noche las guardias las hacen sobre todo Miguel y Félix, que nos va a ayudar a bajar el barco hasta Lisboa, dada nuestra poca experiencia sobre todo en navegación noctura. Navegamos sólo con el foque, recién comprado. Remontamos las olas sin pantocazos, el west wind demuestra su espíritu marinero y se encuentra a gusto. Al atardecer del día siguiente divisamos la Coruña, esas horas en recorrer su inmensa bahía se nos hacen eternas mientras las olas vienen a menos.


A veces, parecía que las olas nos sobrepasarían...



pero tenían más prisa que nosotros y después de subirnos a lo más alto las veíamos alejarse



Después de toda una noche ajetreada vemos Estaca de Bares en el horizonte.

Las guardias, sin piloto automático, se hacen eternas.





Después de 24 horas por fin divisamos LA TORRE DE HÉRCULES y vuelve la tranquilidad.




El atardecer nos pareció maravilloso. Nuestra primera gran experiencia de navegación nocturna fue realmente intensa.


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De Coruña a Baiona

Salimos al atardecer. Nos está encantando navegar de noche. Se abre otro mundo a nuestros sentidos e imaginación...


  Después del merecido descanso en la Coruña, y del buen pulpo, caldo gallego y ribeiro nos decidimos a salir hacia la cita más temida, pasar la "costa da morte", casi en invierno y de noche. Hace una semanas, el último temporal fue tremendo, olas de más de 6 mts. En cambio ahora, justo en mi guardia,  parece que todo nos es favorable hasta que  comienza a llover, las nubes negras no dejan pasar la luz de ninguna estrella, el instinto y el viento me llevan hacia la costa pero rápidamente me doy cuenta que justo ahí está el peligro.El viento después de esta pequeña borrasca es suave, toda va bien. En  la madrugada, al pasar por Finisterre, a penas se ve nada, de pronto todo se hace negro otra vez, sus murallones parecen inexpugnables, incluso su faro orientado hacia el sur apenas se ve. Llueve, pero pronto despeja y nos deja pasar. Amanece y todo es fácil y maravilloso. Al fondo van apareciendo la isla de Sálvora, más tarde Ons y por fin las Cies...Desde que vemos las primeras islas hasta Baiona pasa todo el día. Vamos dejando las rías Bajas a nuestro babor y decidimos que volveremos algún día otra vez.
Recordamos la estancia de nuestro antiguo barco durante más de 2 años en Vilagarcía, lo que nos obligaba a emplear casi 5 horas de coche algunos fines de semana para poder navegar. Entonces, nuestro pequeño barco de 26 pies, un macgregor, se deslizaba como un barquito de vela ligera para llegar y poder fondear en el pequeño puerto de Sálvora. Aprendimos mucho en él, sobre todo a quitar el miedo a las grandes escoradas. Nunca nos dio un problema grave.
Las Cies








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De Baiona a Figueira da Foz

Ponemos rumbo a 210º con el foque casi en empopada, difícil de mantener, la mar agitada y el viento subiendo de 4 a 5. En mi guardia me despisto y acabamos a más de 35 millas de la costa, la sensación de mar abierto lejos de asustar es muy acogedora, camino del sur la mar lo es todo, nunca mejor dicho, y las estrellas dejan ver de vez en cuando meteoritos.



Los delfines nos acompañaron toda la mañana.





Amanece ya cerca de la costa portuguesa.



Merecido descanso en Figueira


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Figueira Lisboa

Salimos con F5 y acabamos con F6, noche de prueba. A mitad de la noche hubo que rizar el foque y después la mayor. El barco es un VELERO y aguanta, no salta, se desliza cortando las olas y la escora no quita el sueño a su tripulación. Hasta 8 y 9 nudos, con 2 rizos de la mayor. Todos pasamos por el timón para sentir la navegación durante un temporal. Llegando al amanecer al cabo Da Roca, la bahía de Lisboa no nos quiere dejar entrar, viento del Este y fuerte, la corriente en contra, y el bordo demasiado corto. Al final de la tarde por fin estamos en el puerto de Cascais. Con el motor renqueando justo en el momento más comprometido. Pero llegamos, que no es poco









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